Resulta oportuno e interesante conocer las
respuestas políticas recomendadas por el X Observatorio de la OIT, en el marco
de “El COVID-19 y el mundo del trabajo”. A continuación las transcribimos.
“Respuestas políticas: Proteger a las empresas y a los trabajadores
"Las empresas y los trabajadores de todo el
mundo necesitan un apoyo inmediato, a una escala sin precedentes a través de
los cuatro pilares del marco de políticas de la OIT. Esta tercera
edición del Observatorio de la OIT pone de manifiesto la urgencia de adoptar
medidas políticas dirigidas a proteger tanto a las empresas, en particular las
pequeñas, como a los trabajadores, sobre todo los que operan y trabajan en la
economía informal. Es necesario elaborar medidas políticas eficaces, orientadas
por el marco de políticas de la OIT, prestando una atención especial a las
siguientes cuestiones.
“ La ayuda a las empresas y a los
empleos debe estar dirigida a los más vulnerables a fin de mitigar las
consecuencias sociales y económicas del período de confinamiento. Habida cuenta
de la vulnerabilidad de las pequeñas empresas y de los trabajadores en la
economía informal, los gobiernos deberían explorar todas las opciones que
permitan financiar medidas de apoyo a las empresas y a sus trabajadores y
proporcionar una protección social adecuada. Como se indicó anteriormente, un
número considerable de trabajadores por cuenta propia, de pequeñas y micro
empresas y de personas en la economía informal son muy vulnerables a las
consecuencias de la pandemia en los países en desarrollo.
“La coordinación internacional de las medidas
de estímulo es esencial para que la recuperación mundial sea más eficaz y
sostenible. Tal y como solicitó el Secretario General de las Naciones Unidas,
la comunidad internacional puede desempeñar un papel decisivo para apoyar a los
países con muy poco espacio fiscal al proporcionar liquidez y asistencia
financiera, y aligerando o posponiendo el pago de la deuda externa. El apoyo
del G-20 a la suspensión temporal del pago de su servicio de deuda bilateral o
multilateral para los países de bajos ingresos es un paso significativo en la
dirección correcta, así como lo es el potencial alivio de la deuda instado por
el FMI y el Banco Mundial.
“Las respuestas para ser eficaces deben ser
rápidas y precisas. La adopción de medidas inmediatas, basadas en los contextos
específicos de los distintos países (estructura de la composición de las empresas,
nivel de informalidad, etc.) serán esenciales en cada fase de la crisis del
COVID-19: las medidas de contención y de reducción de la actividad económica,
de reactivación una vez que la pandemia esté bajo control y de recuperación.
Las políticas y los programas deberían seguir siendo flexibles y ser el
resultado de la consulta con los interlocutores sociales y prever un
seguimiento a fin de mantener, ajustar y reducir progresivamente las
intervenciones según convenga.
“Los gobiernos deben seguir acelerando la
ayuda a las empresas y a los trabajadores. Los gobiernos deben privilegiar la
simplificación y agilización de los procesos para acceder a las prestaciones
por desempleo, extender el apoyo a los trabajadores por cuenta propia y
facilitar el acceso al crédito y a las garantías de préstamo a las empresas,
sobre todo a las pequeñas empresas y las informales. En la medida de lo
posible, los canales administrativos existentes –pero simplificados– deberían
utilizarse, tales como las relaciones bancarias o los sistemas de seguridad
social existentes a fin de proporcionar un acceso rápido y eficiente a los
fondos de apoyo.
“Las políticas deben dar prioridad al apoyo a
los ingresos, tanto para las empresas como para los trabajadores, a fin de
mantener la actividad económica, con atención especial a las empresas que
corren mayores riesgos de quiebra comercial, así como a los trabajadores
independientes y a los trabajadores que tienen más probabilidades de caer en el
subempleo o en el desempleo de larga duración. La exención temporal o la
reprogramación de los impuestos u otros pagos deberían ser introducidas para
preservar los medios de subsistencia y prevenir bancarrotas. Deberían
considerarse los subsidios temporales a las empresas para cubrir los costos del
trabajo y la extensión de las líneas de crédito y las garantías de préstamo a
condiciones favorables para apoyar la retención del empleo. Hasta la fecha, los
acuerdos de reducción del tiempo de trabajo están ayudando a las economías más
avanzadas a hacer frente a la caída de la demanda de mano de obra, ya que esto
permite a las empresas mantener relaciones de empleo más fácilmente y prevenir
despidos masivos.
“Son necesarias respuestas adaptadas a las
necesidades para llegar y sostener a las pequeñas empresas, a través de una
combinación de Observatorio de la OIT: El COVID-19 y el mundo del trabajo.
Tercera edición 12 medidas de apoyo financiero directo y garantías de préstamo
para evitar cargar a las empresas con excesiva deuda (pero condicionadas a la
retención de los trabajadores). Es por lo tanto esencial prepararse para
identificar y extender los recursos financieros a fin de hacer frente a la
demanda elevada de líneas de crédito. Para las pequeñas empresas, la
microfinanza y las instituciones financieras semiformales pueden constituir un
medio para llegar a las empresas y a los trabajadores por cuenta propia que
operan en la economía informal.
“El apoyo a los ingresos para los trabajadores
y las empresas que operan en la economía informal es esencial a fin de prevenir
que se hundan aún más en la pobreza. Dado que se dispone de poco tiempo para
elaborar nuevos proyectos, se debe dar prioridad a los programas exitosos y
ampliarlos, como las transferencias en efectivo y los programas de ayuda
alimentaria y de alojamiento. En muchos casos, pueden ser necesarias
transferencias en efectivo –condicionadas y no condicionadas– durante un
período prolongado de tiempo. El apoyo al ingreso para los trabajadores y los
hogares pobres es vital para las empresas, en particular para las que producen
bienes de consumo.
“En la fase de reactivación, las políticas
deberían estar dirigidas a ofrecer información oportuna sobre el estado de las
medidas de contención y de las estrategias de salida. La salida del
confinamiento debería basarse en el diálogo social a fin de garantizar que la
reapertura de los lugares de trabajo tenga lugar con todas las garantías de
seguridad para los trabajadores y los consumidores. En numerosos sectores será
necesario que los gobiernos coordinen la distribución de los insumos esenciales
a las empresas y las ayuden a reorientar su producción hacia el sector de la
salud y de los productos y servicios esenciales.
“Las inversiones públicas de gran escala a
largo plazo son necesarias para impulsar el empleo y atraer la inversión
privada. Los gobiernos podrían acelerar el crecimiento económico e impulsar el
empleo con medidas tales como inversiones públicas intensivas en empleo, la
contratación pública que otorga preferencia a las pequeñas empresas e
incentivos fiscales para estimular el aprovisionamiento local a las grandes
empresas. Las inversiones para mejorar la estructura física y social pueden
mejorar el acceso de las empresas al abastecimiento y ofrecer nuevas
oportunidades de mercado, incluso para mitigar y adaptarse al cambio climático.
“Una recuperación con alto coeficiente de
empleo sentará las bases para un crecimiento inclusivo y sostenible. Como se
indicó anteriormente, es probable que el impacto de la pandemia sea desigual,
aumentando significativamente las vulnerabilidades y las desigualdades. En la
fase de recuperación, debería prestarse mayor atención al fortalecimiento de
las políticas de empleo a fin de apoyar a las empresas y a los trabajadores,
junto a instituciones del mercado laboral más fuertes y sistemas de protección
social integrales que cuenten con los recursos necesarios, incluidas las
políticas y la infraestructura del cuidado, que intervienen automáticamente y
de manera inclusiva cuando ocurren las crisis.
“Las normas internaciones del trabajo deben
formar el marco de referencia para las intervenciones en todas las etapas del
proceso international. La Recomendación núm. 204 sobre la transición de la
economía informal a la economía formal9 y la Recomendación núm. 205 sobre el
empleo y el trabajo decente para la paz y la resiliencia10 son particularmente
pertinentes para las pequeñas empresas y la economía informal. Estas normas
fueron aprobadas a nivel mundial y de manera tripartita, por lo tanto ofrecen
soluciones basadas en el consenso.”
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