Hubo un tiempo que la palabra “headhunters” tenía un halo de misterio. Se trataba de “caza cabezas” que actuaban desde la penumbra con una precisión y habilidad tal que podían hallar una aguja en un pajar en cuestión de segundos, con total garantía de resultados. Sólo actuaban en situaciones muy puntuales y para cubrir puestos de primerísimo nivel, en la élite de empresas lideres, y sólo estas empresas tenían acceso a los escasísimos esclarecidos genios poseedores de la varita mágica que los habilitaba a denominarse “caza talentos”.
Afortunadamente esto hoy es prehistoria. Ahora se trata de muy buenos profesionales, con muchos contactos y conocedores de los adecuados y pertinentes ambientes, que tienen la información, obtenida de persona a persona, sobre la carrera con éxitos y fracasos de muchos dirigentes ejecutivos empresariales. Ya no se trata de diez o cien esclarecidos. Sino son muchos. Valga de ejemplo el anuncio de la consultora española Experteer donde se ofrece la posibilidad de que 2.000.000 de postulantes altamente calificados puedan ser considerados por más de 10.000 headhunters.
Es interesante el grado de desarrollo y evolución de empresas, ahora ya multinacionales, dedicadas a contactar, promover y encaminar las acciones de quienes procuran otros horizontes laborales y a su vez de los empleadores que enfrentan la difícil y angustiosa tarea de seleccionar talentos confirmados (no promesas) que puedan garantizar una conducción exitosa de sus negocios.
El avance tecnológico, y la herramienta que es internet, han permitido que se hayan diseñados softwares específicos que permiten codificar toda la información personal, profesional teórica y práctica; laboral con detalle de las funciones y logros, descripciones de áreas de gestión y sectores de desempeño; capacidades y aptitudes, e indirectamente la posibilidad de confrontar gestiones frustradas y exitosas. Ahora quien desea progresar profesionalmente, o cambiar de aire y expectativas, no tiene como antaño que leer las páginas de requerimientos de publicaciones especializadas y enviar decenas de CV. Ahora puede, vía internet, conectarse con el “famoso software” y cargar su información y el detalle de sus aspiraciones, y por arte de magia, o de headhunter mediante, arribar a la meca búscada. Mientras esto sucede tendrá la posibilidad de ir testeando quienes, cuándo y cuántos, se interesaron en su postulación y de esta forma ir perfilando y afinando sus perspectivas.
La actitud hoy generalizada de los ejecutivos y dirigentes que se preocupan por diseñar paso a paso, y plasmar, su carrera profesional ha causado una importante rotación y la desaparición del llamado “sentimiento de pertenencia”. Esta situación torna muy difícil a las empresas, a excepción de unas pocas líderes en su rubro, la formación y desarrollo de sus mandos medios para que arriben a funciones de dirección. La realidad determina que no pocas veces haya que buscar en el mercado laboral dirigentes con determinadas competencias, que tornan azarosa y difícil la cobertura. Qué mejor entonces que recurrir a los servicios de un software que entre 2.000.000 de postulaciones selecciona aquellos que tienen las competencias requeridas. O, avanzar aún más y complementar la búsqueda, si el puesto lo amerita, recurriendo a un hendhunter quien hasta nos permitirá tentar al mejor miembro de la competencia sin vulnerar principios éticos empresariales.
La especialización desarrollada por la necesidad de estas búsquedas produjo empresas muy capacitadas que pronto fueron excediendo las fronteras nacionales, expansión que produjo a su vez un mayor crecimiento. Así se entrecruzaron apetencias de desarrollo y cambio, y necesidades de coberturas, proceso que fue retroalimentándose para arribar al nacimiento de organizaciones de alta complejidad orientadas al servicio de las partes que integran el concepto moderno de Empleo.