No es válido simultaneamente notificar el despido sin causa y suscribir un acuerdo
sobre el pago reducido de la indemnización durante la audiencia realizada en el
SECLO. El monto abonado es un pago parcial a cuenta del monto total de la indemnización legal.
Tal fue la conclusión a la que arribaron los jueces que integran la sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo en el expediente “T.N.A. c/Olivos Motos S.A. y otros s/despido”. Los camaristas describieron los hechos de acuerdo con lo expuesto por la trabajadora quien señaló en el escrito de demanda que la empresa le informó que debía presentarse en la sede del SECLO y allí los representantes de la empresa le informaron que la convocaron para “acordar el despido”, dado que la empresa cerraba sus puertas. La empleada narró que “le transmitieron que debía estar tranquila "porque iban a pagarle todo lo que correspondía legalmente" y que no le concedieron la posibilidad de otorgar una respuesta, manifestándole que "si no firmaba y aceptaba esa propuesta en ese mismo momento, no iba a cobrar nada". Agregó que al lugar también asistieron los accionados JUAN PABLO BONFICO -en calidad de representante letrado de OMSA- y el accionado MANUEL PARDI, identificado por las mencionadas demandadas como el "abogado... que la empresa... había traído... para que la asesorara", quien "ni le dirigió la palabra... no la interrogó, no le preguntó que pensaba, si tenía dudas... simplemente se limitó... a manifestar que debía aceptar el convenio porque era lo que correspondía y que , si no, iba a tener que ir a juicio". Tales manifestaciones, sumado a lo inesperado de la situación, la constriñeron a rubricar el acuerdo, luego homologado por la autoridad administrativa del trabajo.
La trabajadora también relató que
posteriormente sometió tal convenio al escrutinio de un profesional letrado de
su confianza y aquél advirtió que la fecha de ingreso volcada en su contenido
(3.11.2009) resultaba muy posterior a la verdadera época en la que había
comenzado a desempeñarse bajo la dependencia de OMSA, conforme la información
inserta en los propios recibos de haberes. De tal divergencia se desprendía,
según expuso, la falta de consideración de más de doce -12- años para el
cómputo de los resarcimientos derivados del fenecimiento injustificado de la
relación. En la demanda la empleada solicitó se descalificara
por nulo al acuerdo suscripto ante el SECLO y, subsidiariamente, que la
suma percibida a mérito de aquél ($110.000) fuera tomada como un "pago a
cuenta" de lo adeudado.
Por su parte la empleadora, argumentó en contra del fallo de primera
instancia que hizo lugar al reclamo, que dicho fallo resulta desacertado por
las siguientes razones ” a) mediante tal convenio se explicitó que, luego de
percibir la suma acordada, la Sra. T. "nada más tiene que reclamar por
ningún concepto derivado de la relación laboral invocada, ni proveniente de su
extinción"; b) ese concierto de voluntades recogió refrenda expresa - vía
homologación- por parte de la autoridad administrativa del trabajo, en los
términos del artículo 15 de la LCT, por lo que -según entiende- mediaría
"cosa juzgada administrativa" y c) no se recabaron elementos
probatorios hábiles para acreditar que la actora rubricara el instrumento por
hallarse compelida -física o moralmente-, ni tampoco bajo amenazas, ni menos
aún sin el pertinente asesoramiento de un/a profesional letrado/a.”
Analizado lo expresado por las
partes, los jueces en primer lugar señalaron “ Como punto de partida es preciso
poner de relieve que, conforme puede desprenderse a partir de una mera lectura
superficial del convenio eje del conflicto, sus dos cláusulas iniciales
prescriben que "[l] a empleadora notifica en este acto a la parte
trabajadora la extinción de la relación laboral por despido sin justa causa
(art. 245 LCT) a partir del día 27/11/2014" (vale decir, de la propia
fecha), y que "[e]l trabajador acepta el despido sin causa
notificado" (v. fs. 30/30vta. y cctes.). Tal modo de extinción adquiere una
singular trascendencia para examinar las temáticas sometidas a revisión por
parte de esta Alzada pues, aún a riesgo de pronunciar obviedades, el
fenecimiento del contrato por iniciativa unilateral e injustificada de la
empleadora desencadena en forma automática que la dependiente se transforme en
acreedora del haz de resarcimientos concebidos en el ordenamiento legal ante la
configuración de ese modo extintivo, como asimismo -en caso de verificarse la
confluencia de los recaudos exigidos- la procedencia de los agravamientos que
escoltan a dichas indemnizaciones. “
Para luego explicar “Dicha
singularidad no sólo inhabilita la concertación de estipulaciones que horaden
esa gama de derechos, por tratarse de un
acervo reparatorio virtualmente incorporado al patrimonio de la ex trabajadora
al haberse verificado el presupuesto de hecho al que el ordenamiento legal
somete la adquisición del beneficio, y -en consecuencia- hermetizado por la
directriz capital de irrenunciabilidad consagrada en el artículo 12 de la LCT.
También excluye la posibilidad de someter el potencial conflicto a una genuina
transacción, ni menos aún al proceso conciliatorio canalizado ante el
Se.C.L.O., por no existir créditos ni derechos litigiosos, atributo cuya
confluencia constituye una condición imprescindible o sine qua non para admitir
el recurso a la transacción cual forma atípica de extinción de las obligaciones
pendientes (cfr. arg. arts. 832 y cctes. del Código Civil vigente a la época de
los hechos). Así como sólo puede renunciarse a lo que se posee, la especial
tutela que el/la legislador/a constitucional y ordinario/a tienden sobre el
trabajo asalariado, dicta que sólo pueden someterse a recíproca avenencia meras
pretensiones, pero nunca derechos incuestionados”
En consecuencia la sentencia
emitida por la mencionada Cámara de Apelaciones confirmó el fallo de primera
instancia que había dispuesto reducir los efectos jurídicos del acuerdo a un
mero “pago a cuenta de las obligaciones emergentes al momento del despido”. Es decir la Justicia estableció que el monto
que percibió la trabajadora como consecuencia del acuerdo es a cuenta del total
de la indemnización legal, por lo que el empleador deberá abonar a la empleada
despedida el resto no pagado de la indemnización legal.
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