lunes, 2 de julio de 2018

ES EL EMPLEADOR QUIEN DEBE PROBAR LA EXISTENCIA DE LA JORNADA REDUCIDA

                                                                    

La jornada reducida es una excepción a la jornada legal, en consecuencia es el empleador quien deberá demostrar que existen las condiciones impuestas por la ley, caso contrario, de acuerdo con la jurisprudencia, se presumirá que se trata de un contrato de trabajo de jornada normal.

El  punto 1 del art. 92 ter de la Ley de Contrato de Trabajo define este tipo de jornada del siguiente modo:

1. El contrato de trabajo a tiempo parcial es aquel en virtud del cual el trabajador se obliga a prestar servicios durante un determinado número de horas al día o a la semana, inferiores a las dos terceras (2/3) partes de la jornada habitual de la actividad. En este caso la remuneración no podrá ser inferior a la proporcional, que le corresponda a un trabajador a tiempo completo, establecida por ley o convenio colectivo, de la misma categoría o puesto de trabajo. Si la jornada pactada supera esa proporción, el empleador deberá abonar la remuneración correspondiente a un trabajador de jornada completa.”

Para adentrarnos en el tema del título, es decir quien tiene la obligación de demostrar que determinado trabajador cumple una jornada reducida, veamos el fallo “Mejía Alva Horfelinda Maritza c/Grupo 1818 S. A. s/despido”, tratado por la sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo.

La empleada sostuvo en su demanda que se desempeñó como mucama, habiendo ingresado el 11/03/2014, cumpliendo un horario de 6 a 14 hs y reclamó diferencias salariales y las indemnizaciones correspondientes a un despido sin causa. Por su parte la empleadora sostuvo que la fecha de ingreso registrada -28/04/2014- era la correcta y que se desempeñaba con una jornada reducida.

El fallo de primera instancia hizo lugar a la demanda, por lo que fue apelado por el empleador. Los camaristas, tras analizar las pruebas y documentación, expresaron “Valorados los testimonios en cuestión a la luz de la regla de la sana crítica (cfr. arts. 386 CPCCN y art. 90 LO), cabe concluir acerca de su eficacia probatoria para acreditar en forma fehaciente que la actora cumplía una jornada a tiempo completo. Los testigos que declararon a propuesta de la parte actora resultaron coincidentes y suficientemente convincentes al respecto, quienes tomaron conocimiento de modo directo acerca de tal extremo fáctico, brindando razón suficiente de sus dichos (arts. 386 del C.P.C.C.N. y 90 in fine de la L.O.).”

Para luego aclarar el meollo de la cuestión señalando “corresponde puntualizar que, en orden a la existencia de la jornada reducida denunciada, que dispone el art. 92 ter de la LCT, por resultar una excepción a la jornada legal, debe ser el empleador quien cargue con la prueba (conf. art. 377 del C.P.C.C.N.) y, de esa manera, considero que no ha producido la prueba necesaria dirigida a demostrar tal circunstancia, por lo que sólo cabe desestimar los agravios al respecto. En efecto, un detenido análisis de las declaraciones testimoniales producidas en autos, encuentro que no se logró demostrar la jornada invocada por la demandada. Por el contrario, advierto que los testigos que declararon a propuesta de la parte actora fueron coincidentes en señalar que la demandante trabajaba en jornadas superiores a las cuatro horas diarias.”

En consecuencia, y teniendo en consideración el contenido de la sentencia, cabe recordar a los profesionales de Recursos Humanos que el responsable de demostrar, ante una controversia judicial, la existencia del contrato a tiempo parcial, como lo define la LCT,  es el  empleador. De ahí entonces que es de vital importancia instrumentar y resguardar, sobretodo,  los elementos probatorios de las condiciones de cumplimiento de tal contrato.

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